Estamos viviendo momentos de cambios, tanto en el clima como en la geopolítica. No cabe duda de que la tecnología tendrá un rol destacado en adaptarnos a la nueva situación.
La sequía que estamos viviendo probablemente es una consecuencia del cambio climático. Debemos adaptarnos a una nueva situación con menos disponibilidad de agua, pero a menudo no somos suficientemente conscientes de las herramientas que tenemos a nuestro alcance. En este sentido, las aguas residuales en lugar de ser vertidas pueden ser regeneradas para su reutilización en determinados usos que requieren diferentes calidades, como por ejemplo en la industria para refrigerar, el regadío agrícola y de zonas ajardinadas, la limpieza de calles en municipios y también para usos ambientales, entre otros, no siendo necesario llegar a la calidad del agua potable con el consecuente ahorro energético. Es además una gran oportunidad para promover la economía circular y la resiliencia climática, es el “valor del agua”. Nos faltará agua, pero la tenemos, por tanto, se trata de darle el máximo valor y es que el agua es demasiado valiosa para ser utilizada sólo una vez. Además, de las aguas residuales podemos extraer en algunos casos energía y materias valiosas como nutrientes. Es el “valor en el agua”. De hecho, el ciclo del agua tiene un vínculo muy importante con la energía, es el llamado “nexo agua-energía”. Si implementamos esquemas de gestión del agua apropiados, además de disponer de más recursos hídricos, ahorraremos energía, algo que también contribuirá a la mitigación del cambio climático y a hacer frente a la crisis energética que el conflicto bélico en Ucrania ha acentuado de forma muy marcada.
En Cataluña existe un plan para llegar a los 100 Hm3 de agua regenerada en los próximos años, doblando aproximadamente la cifra actual. Ojalá superáramos esta cifra sumando muchas actuaciones cada una de ellas con sus particularidades tecnológicas, pero también con unas implicaciones sociales y de gobernanza que no pueden desacoplarse del componente técnico cuando se habla de agua.
Ni que decir tiene que nunca podemos olvidar la eficiencia y el ahorro en el uso del agua. El agua que ahorramos no deberemos potabilizarlo ni tratarlo una vez utilizada, hay que empezar siempre por el principio.
Miquel Rovira
Director del Área de Sostenibilidad de Eurecat