Entre los objetivos que prevé el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima aprobado en marzo de 2021, destacan para el 2030 alcanzar el 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990, el 42% de renovables sobre el uso final de la energía y un 39,5% de mejora de la eficiencia energética; así como una reducción del 90% en emisiones de CO2 y un 100% de electricidad verde para el 2050.
Se trata de una transformación para la reducción de las emisiones que afectan al cambio climático imposible de llevar a cabo sin un cambio también de la industria química, que provee de materiales a toda la cadena de valor industrial, y para la cual se están impulsando ayudas a la industria y a la madurez tecnológica.
Para hacer posible el cambio, el cual requiere tiempo, hay que unir múltiples tecnologías y tener en cuenta que ninguna por sí sola puede tener un gran impacto. La magnitud de las infraestructuras y su necesaria transformación, además de la modificación de todas las cadenas logísticas, es un proceso lento y con un impacto global.
En esta línea, se han puesto en marcha los PERTEs de hidrógeno verde y el de descarbonización. Estos marcan las líneas a seguir y van a proporcionar fondos para permitir que las empresas aborden los riesgos económicos. Además, algunas empresas ya han iniciado proyectos para esta primera fase donde se va a invertir en la producción de hidrógeno verde y se va a realizar captura de CO2.
En relación con el PERTE correspondiente al hidrógeno verde, el Consejo de Ministros aprobó el proyecto, dentro de los fondos de recuperación europea, para ordenar la cadena de valor del hidrógeno verde para descarbonizar la economía española.
Un impulso directamente ligado al PERTE de CO2, que depende del hidrógeno verde para la descarbonización energética y para obtener la materia prima que permita llevar a cabo los procesos productivos de materiales descarbonizados.
La investigación, el desarrollo tecnológico y las ayudas para la industria, junto con la construcción de grandes plantas son, pues, elementos clave para la aceleración de descarbonización y para que el cambio sea real.
Ricard Garcia Valls, director de la Unidad de Tecnología Química de Eurecat